Presentación en el Ateneo de Madrid octubre 2024

 

Este libro hecho a fuego lento. Se editó en primavera y ha salido al mundo con muchas ganas: antes de llegar al Ateneo, pasó por Valladolid, La vera de Cáceres y convocó otro momento muy especial, solo para amigos y conocidos más cercanos en junio.  Ha dado pie a tan bellos encuentros y relaciones, un tejido de cierres y nuevos comienzos, que verdaderamente la metáfora del parto es adecuada y agradezco mucho a todos los que habéis asistido. Sobre todo por tratarse de poemas que iba descartando de las ediciones que se han sucedido en estas dos últimas décadas. Veinte años de poemas que fui trabajando en los últimos tres años, con mucha atención, mientras trabajaba con niños en terapia psicomotriz con discapacidad, autismo y otras, en función pública. Un regalo cerrar esta etapa con este poemario, etapa que incluye una fundamental de maternidad y ver a mi hija ya independiente, en varias de las presentaciones con amigas.

El nombre de la sala donde se presentó, La Cacharrería, centro de tertulias, dice en la página del Ateneo, viene dado por la colección de vasos griegos que albergó a mediados del siglo XIX –cuando el Ateneo de Madrid tenía su sede en la calle de la Montera– a los que los ateneístas se referían, despectivamente, como “cacharros”. También se dice que su nombre procede del ruido que los contertulios organizaban en sus encendidos debates, siendo estos tan escandalosos como la entrada de un elefante en una cacharrería. Es una sala donde las tertulias, los debates y las charlas improvisadas, encuentran su espacio para desarrollarse. Pero sobre todo, sus paredes han sido testigo de importantes momentos para la historia de España protagonizados por reconocidos personajes, siendo la Cacharrería uno de los espacios que más sufrió los avatares históricos por los que ha pasado el Ateneo. Sean estas las razones quizás por las que algunos dicen es como el espíritu de la docta casa, el caso es que tiene un significado especial para mi pues era la tercera vez en mi trayectoria que recitaba en ella.

El 26 de septiembre de 1996 se reabrían los ciclos de Poesía, los viernes de la Cacharrería se llamaban, y allí estaba yo, recién llegada de Nueva York,  invitada por Miguel Losada que entonces dirigía la seccionémoste de literatura con enorme y contagiosos entusiasmo, siempre lúcido y generoso, con el libro calentado, recién hecho a mano en medio de una potente suerte de casualidades que facilitaron mi viaje, estancia y la edición  en la Print Work Shop de Nueva York. De haber habido entonces un programa como Got Talent, el único en televisión en el que poder recitar poesía ¿me habría presentado? me preguntaron ayer jajaja. No lo sé, lo que sí sé es que estuve en una acción constante plena de alegría, en radio, en la Asociacion de escritores, en el café Libertad y tantos otros, que lleve poesía con danza al teatro Pradillo, a la sala Triángulo … mientras trabajaba a la vez como pedagoga con enorme vocación. En el año 2004, regrese a la misma sala. En aquella ocasión ya era madre y me acompañaron Laura, bailarina  y Prado Pinilla, actriz con un recital centrado en el movimiento y la voz.

Formas de crear entornos políticos, relacionados con el arte, la cultura, la renovación y cuidado por la palabra, de la esperanza siempre, como estado de ánimo que se dirige a lo por venir. Y lo que ha venido es Poesía en programas de televisión, más y más poetas y sobre todo, más y más escritores. Por mucho que la tecnología avance, el libro no dejará de existir.

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