Este libro se ha hecho a fuego lento. Comencé a escribirlo en el año 2000. Se editó en esta primavera del 24 y ha salido al mundo con muchas ganas: antes de llegar al Ateneo, pasó por Valladolid, La vera de Cáceres y convocó otro momento muy especial, solo para amigos y conocidos más cercanos en junio. Ha dado pie a tan bellos encuentros y relaciones, un tejido de cierres y nuevos comienzos, que verdaderamente la metáfora del parto es adecuada y agradezco mucho a todos los que habéis asistido. Sobre todo por tratarse de poemas que iba descartando de las ediciones que se han sucedido en estas dos últimas décadas, sin haber ido (más que una ocasión) a buscar yo misma editar mi poesía, de modo que prácticamente todos los libros se han editado muchos años después de haber sido escritos. Veinte años han reposado estos poemas, que decidí escuchar con plena atención, mientras trabajaba, mientras me relacionaba con niños en terapia psicomotriz con autismo y otras discapacidades, en función pública. Un regalo. También cerrar esta etapa (siempre digo que no volveré a escribir y esta vez creo es la definitiva) con este poemario, etapa que abarca una experiencia fundamental de maternidad hasta ver a mi hija ya independiente.
El nombre de la sala donde se presentó, La Cacharrería centro de tertulias, como dice en la página del Ateneo de Madrid, viene dado por la colección de vasos griegos que albergó a mediados del siglo XIX –cuando el Ateneo tenía su sede en la calle de la Montera– a los que los ateneístas se referían, despectivamente, como “cacharros”. También se dice que su nombre procede del ruido que los contertulios organizaban en sus encendidos debates, siendo estos tan escandalosos como la entrada de un elefante en una cacharrería. Es una sala donde las tertulias, los debates políticos durante la República y otros períodos, debates culturales y charlas improvisadas, encuentran el espacio idóneo para desarrollarse. Sus paredes han sido testigo de importantes momentos para la historia de España protagonizados por reconocidos personajes, siendo la Cacharrería uno de los espacios que más sufrió los avatares históricos por los que ha pasado el Ateneo. Sean estas las razones quizás por las que algunos dicen es como el espíritu de la docta casa, el caso es que tiene un significado especial para mi pues era la tercera vez en mi trayectoria que recitaba en ella.
Recordaba el 26 de septiembre de 1996 cuando se reabrían los ciclos de Poesía, los llamados viernes de la Cacharrería, y allí yo, recién llegada de Nueva York, invitada por Miguel Losada que entonces dirigía la seccioné de literatura con enorme y contagioso entusiasmo, siempre lúcido y generoso, con el libro recién hecho a mano en medio de una potente suerte de casualidades que facilitaron mi viaje, estancia y la edición en la Print Work Shop de Nueva York. ¿De haber habido entonces un programa, el único en televisión en el que poder recitar poesía como ahora hay te habrías presentado? me preguntaron ayer jajaja. No lo creo, el pudor y el susto aún me acompañaban, más preguntas que respuestas, desde ,uy joven en una búsqueda constante plena de alegría; acudía allí donde me convocaban: radio, en Asociación de escritores, café Libertad y tantos otros, que lleve poesía con danza al teatro Pradillo, a la sala Triángulo … pero buscaba más allá, la comprensión profunda, el sentido casi científico del asunto de la creación, mientras trabajaba a la vez como pedagoga también con enorme vocación. En el año 2004, regrese a la misma sala de La Cacharrería, tras años retirada de círculos de poetas y recitales. En aquella ocasión ya era madre y me acompañaron Laura, bailarina y María del Prado Pinilla, actriz, con un recital centrado en el movimiento y la voz. Y esta vez, veinte años más tarde para despedirme definitivamente. Quizás algún día, tenga fuerzas y encuentre sentido para reunir obra completa desde 1985, la mayoría inédita. Todo eran gestos, formas de crear entornos políticos en su acepción primera, relacionados con la cultura, el espíritu del arte, la renovación, escucha, el cuidado por la palabra, la esperanza de evolución siempre, como estado de ánimo que se dirige a lo por venir. Y hoy lo que va llegando es Poesía hasta en concursos de televisión, más y más poetas visibles y sobre todo, más y más escritores que espero puedan aportar en la atmósfera del alma consciente, caminos de reunión con el ser esencial y la libertad que el Yo y el alma humana requiere para un mejor por/venir de la Tierra misma. Por mucho que la tecnología avance, el libro no dejará de existir.