Cuando el querido Aaron me proponía tras la entrevista en Radio Nacional de febrero la posibilidad de firmar libros en una caseta, nada me apeteció más que proponer el formato de una CONVERSACIÓN.
Amiga de esta palabra desde toda la vida, en un anhelo por encontrar la sabiduría que en ella reposa, quizás porque desde la adolescencia, no pudiendo en mi entorno más próximo degustarla, fui habitándola de otro modo, me pareció que era el momento, dada a invitación, de vivirla así, sobre un escenario, en medio de un bulevar vallecano, al lado justo de unos de los centros Base de la Comunidad de Madrid, donde pasé los últimos años trabajando con autismo ( o TEA como mejor se nombra ahora) y hacerlo con mi querido amigo y gran poeta Iñaki Ezquerra.
Conversar sobre nuestros recientes libros, sobre la experiencia de habitar, vivir, crear a través de la poesía. Un bello desafío con sabor a compañerismo conversar, que viene del latín, conversación/conversatio y se forma con el prefijo con (reunión) y el verbo versare (girar, dar vueltas) y junto con -tio (accionarial y efecto)e invita a esa acción y efecto del reunirse a dar vueltas sobre un tema, generar y compartir diferentes miradas.
Agradecer ahora a todas las personas que lo hicieron posible. No tengo idea de quien leerá estas entradas que cada tanto añado al blog, poco me prodigo en medios, pero esta quisiera compartirla contigo Ana, Rebeca, y otras alumnas que estáis presentes en momentos así, incluso grabando el precioso video del momento. Gracias.
Con versar es siempre una idea fantástica para llevar a cabo, para llevar hacia fuera e incorporar hacia dentro, es una bella herramienta ese versare, frecuentativo de verter (dar vuelta) que convoca en su acepción a la vértebra, al vértice y al vértigo. Lo que nos vertebra, la respiración, el pensar, el habla, la poesía, y puede llevarnos al vértice de lo que no vemos solos, afrontando el vértigo de entregarnos a lo que en la conversación quiere nacer de nuevo ; es algo diferente del diálogo.
